Desde la aparición del General Perón los argentinos tenemos derecho al aguinaldo, a la jubilación, y por supuesto, a las vacaciones. Por lo tanto, no cuestionamos el derecho a descansar de todos. Pero es llamativo el papel de la ceocracia argentina, verdaderos hacedores de un milagro argentino, pero en el exterior.
Al noreste del departamento de Maldonado, en Uruguay, y con una población estable de 12423 personas, se levanta este milagro argentino, Punta del Este, hecho con plata evadida de los impuestos no tributados por quienes construyeron más de 50.000 viviendas que, según el último blanqueo, pertenecen a empresas o personas físicas del país, donde el 80% de propiedades existentes pertenecen a connacionales.
El primer hotel en Punta del Este se construyó en 1889. En 1916 llegó la electricidad, y a partir de 1980 el desarrollo con capitales argentinos.
Durante la temporada suele haber hasta 450.000 turistas.
Entre ellos, pasando estas fiestas como verdaderos “hijos de Punta”, se encuentra medio gabinete nacional.
A saber: el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne; el de Producción, Francisco Cabrera; el de Transporte, Guillermo Dietrich; el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Pablo Cousellas; el secretario de Integración Federal y Cooperación Internacional, Juan Petrella; José Torello, jefe de asesores presidenciales; Fernando De Andreis, secretario general de la Presidencia; mientras que el Jefe de Gabinete eligió Canelones. Marcos Peña también veranea en Uruguay.
Además de los mencionados, en Punta del Este también está el vice jefe del Gobierno de la Ciudad, Diego Santilli, y el intendente de Vicente López y presidente del Bapro, primo de Mauricio, Jorge Macri.
Estos “hijos de Punta” históricamente veranean fuera de la Argentina, y se cruzan en ese balneario con la crema de la ceocracia de los empresarios radicados en la Argentina, país con el 30% de pobreza.
Estos funcionarios, junto con todo el gobierno nacional, violaron la llamada ley de leyes del Presupuesto Nacional, unas horas apenas de aprobado por el Parlamento.
Dicho sea de paso, mientras se discutía acaloradamente los números del Presupuesto, el senador de Cambiemos, el radical Juan Carlos Marino, conseguía el permiso para que una fundación fundada en épocas de la dictadura de Lanusse, allá por 1970, y que en su carta orgánica figuran sus vínculos con el departamento de Estado norteamericano, usara el Salón Azul del Senado para una cena de recaudación.
Estamos hablando de la Fundación Universitaria Río de la Plata, que se dedica a descubrir jóvenes valores profesionales para becarlos en Estados Unidos y reingresarlos en la administración pública para servir los intereses foráneos. Entre los aportantes figuran la Barrick Gold, Panamerican Energy, o Techint, por nombrar algunos. Y cuenta con el auspicio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y del Gobierno de Salta, cuyo gobernador Juan Manuel Urtubey, también es un dilecto “hijo de Punta”. Está allí pasando las fiestas.
Esta Fundación originalmente fue auspiciada por la dictadura de la Revolución Argentina y el Partido Demócrata de Mendoza, hoy integrante de Cambiemos. Tiene su sede central en Roque Sáenz Peña 1160, 3er. Piso, y varias subsedes en el interior.
Ya que estamos con el Senado, digamos que tiene una dotación de 5.020 empleados. Diputados cuenta con 5.589. Y entre personal permanente y temporario pertenecen al Congreso de la Nación 16.500 personas.
Desde que se está haciendo el control biométrico, es decir, huellas digitales para entrar y para salir, se detectaron 700 irregularidades, 83 personas faltaron diez días seguidos sin explicación, 200 ñoquis y 30 renunciaron para evitar mayores problemas.
Empezamos el año con el gobierno descansando y con el pueblo cansado.
Terminamos el año con el Parlamento votando en contra de los jubilados y con legisladores que llenaron de ñoquis el Congreso.
Según Macri, el suyo es el mejor gabinete de los últimos cincuenta años. La mayoría de ellos tiene su dinero en el exterior, se toma vacaciones en el exterior, y gobiernan pensando en el exterior.
Hasta cualquier momento, por este medio.
MIGUEL ANGEL DE RENZIS.